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This is my fate...

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1This is my fate... Empty This is my fate... Sáb Mar 05, 2016 7:27 pm

Isobel Allan

Isobel Allan

--Era un día soleado y bastante agradable a los ojos de Isobel, tanto, que por un instante se permitió olvidar todo aquello que sucedería más adelante aún en contra de su voluntad. Aquella cálida mano sostenía la suya con suavidad y cariño mientras ambos daban un pequeño paseo por el Central Park.

¿Qué tal van tus calificaciones, princesa?

--La voz del hombre a su lado sonaba clara y relajada, habían agotado casi todos sus temas de conversación, como sucedía en cada ocasión que se veían: Poe, Ciencia, Literatura clásica, Música contemporánea, Arte, Películas de terror, Animales; eran temas recurrentes en sus pláticas y lo más sorprendente aún es que siempre había algo nuevo de lo cual hablar, pese a la gran diferencia de edad entre ambos, parecían acoplarse y complementarse bastante bien, ella a sus 21 y él a sus 30.--

Pues… creo que no varían, no hay demasiado que hacer últimamente en la universidad, así que… creo que ha comenzado a aburrirme un poco, ¡Ah! Pero no pienses ni por un momento que he perdido el interés en mi carrera, definitivamente la Literatura es lo mio… ¿Alguna vez te sucedió lo mismo, te aburrías de la universidad?

--Preguntó ella al levantar su mirada y posarla en el rostro del contrario; sus facciones, su sonrisa, su mirada llena de aquél brillo inextinguible que la buscaba a ella--

Oh, claro que sí, ¿Crees que ingeniería es la carrera más interesante del mundo? Quise desertar muchas veces, pero mis padres jamás me lo permitieron, debía ser eso o un abogado amargado y simplón… ¿Me habrías querido de ser un abogado amargado y simplón?

--Inquirió él mientras se inclinaba con suavidad y abrazaba a la chica por la espalda, rodeándola con sus brazos. Ella cerró sus ojos y dio un suspiro corto al sentirle de esa forma--

No lo sé, depende de qué tan amargado estemos hablando, porque así como eres ahora eres increíble… te quiero~

--El hombre rió y ella también. A continuación vino una serie de preguntas y respuestas sin sentido. Si, su compromiso era arreglado, ya que O’Neil era heredero de una gran compañía y de una fortuna impronunciable; Pero cualquier persona con la capacidad de ver podría notar que aquel hombre estaba perdidamente enamorado de la chica. Ella, al principio se mostraba cautelosa y reservada, mas las constantes bromas, atenciones y sin duda alguna, el imperturbable buen espíritu de Joseph O’Neil consiguieron que ella finalmente se enamorase.  Las horas hicieron lo suyo y el radiante día se transformó en un intenso ocaso, el sonido palpitante de la ciudad incesante inundaba el ahora silencio que se formaba en el auto en el que ahora viajaban hacia el departamento de la chica.--

Isobel…

¿Si?

¿Qué es lo que ocurre?

--Preguntó el hombre al dar un breve vistazo a la chica que miraba la ventana con aire pensativo, mientras sus manos jugaban nerviosamente con el encaje de su falda--

¿De qué hablas? No pasa nada, ¿Qué te hace pensar eso?

Estás callada, pero no como sueles callar, pareciera que algo te asusta, pequeña.

Ahh… No es nada, es solo que no me gustaría que este dia llegase a su fin, ya sabes, me gusta pasar tiempo contigo~

¿Diarmuth sigue presionándote a hacer algo que no quieres?

No… no tiene que ver con él.

Vale, sabes que si quieres hablar conmigo puedes hacerlo, para eso estoy, princesa… solo levanta el teléfono e inmediatamente responderé a tu llamada

--El viaje había terminado. El hombre aparcó afuera del apartamento de la chica y descendió del auto mientras ella, con sus manos frias se deshacía del cinturón de seguridad.--

En casa, sana y salva.

--Joseph le abrió la puerta y la ayudó a descender del auto, llevándola hasta la misma puerta.--

Te veré después, princesa.

--Hizo una venia al sonreírle de manera cálida y besó su mano con dulzura. Isobel le abrazó con fuerza por el cuello--

Te quiero… te quiero, Jos… te quiero~

--Musitó en tono bajo sin apartarse de él, tratando de no sonar aterrada, tal y como se sentía. El hombre la abrazó con fuerza y la acunó entre sus brazos de manera protectora, de alguna forma sabía que ella no le diría nada, aun si se desvivía preguntándole.--

Y yo a ti, Isobel, como no tienes una idea…

--Ella se apartó un poco y posó sus labios en los ajenos, dejando un cálido y prolongado beso con sabor a “No me olvides, pase lo que pase, no me olvides” en él. Joseph correspondió aún sin saber que aquella era quizás su ultima despedida.
Isobel se apartó de él y entró a la casa, cerrando la puerta tras de si, mientras escuchaba como los lentos pasos de su prometido descendían la escalinata y entraban al auto. Sintió un nudo en el estómago y las lagrimas amenazaron con inundar sus ojos, pero no, no era el momento.
Caminó a paso firme hasta el despacho de su hermano mayor y entro sin siquiera tocar, lo cual era inusual en ella, ahí un Diarmuth con gesto ceñudo esperaba con una copa servida en su diestra y un montón de papeles a su izquierda.--

¿Podríamos terminar con esto de una buena vez?

--El la miró y de inmediato notó la inseguridad, el miedo y la fragilidad que invadían su temple, lo cual le desagradó.--

Eres inútil, vuelve cuando tengas más determinación, o mejor aún, ¿Debería acabar con todos para que ya no tengas miedo de perder a nadie?

--Su voz sonaba aspera y convincente. Ella solo negó y apretó los puños, suprimiendo así el mar de emociones que la asaltaba en aquel instante.

Bien, entonces…

--Su hermano le entregó un folder con sus documentos de identidad, pasaporte, visa y otros documentos; una tarjeta de crédito, un celular nuevo, un sobre con bastante efectivo y una caja sellada con magia.--

Te irás esta noche a Fuyuki, en el folder vienen algunos papeles de transferencia, irás a la universidad allá como una simple fachada, no te atrevas a usar tu celular o tus tarjetas, personalmente me he encargado de todo, así que no habría ningun problema, vivirás sola en un apartamento que conseguí, la ubicación es estratégica, por lo que debe ser sencillo lograr que las cosas salgan bien. En la caja está tu catalizador, ábrela en cuanto estés en fuyuki, considerando tus habilidades mágicas el servant no ha de ser un gran problema para ti. ¿Tienes alguna duda referente a tu misión?

--Misión. Ese hombre estaba por mandar a su hermana a la posible muerte inminente y el hablaba de “misión”--

¿Qué sucederá con Joseph?

--La sonrisa agria de su hermano la hizo arrepentirse de preguntar, pero realmente no podía dejar de pensar en todas las posibilidades que iban desde la muerte hasta la victoria--

¿Quieres que yo me encargue de el? Rompe con el, dile que el compromiso se ha acabado, ¿Crees que si le rompes el corazón te deje ir?

Cruel…

Son negocios, Isobel… Le diré que tenías que ir  a un viaje escolar, a Inglaterra, ¿Qué te parece? Todo era parte de tu carrera y bla bla bla… se lo creerá. Enfocate en conseguir el Santo grial, si fracasas, Duncan irá a remplazarte, y peor aún, Joseph ni siquiera sabrá de tu muerte. Tus maletas están listas, el chico no está así que, será mejor que te adelantes, cuanto más pronto llegues, más pronto sabremos a que nos enfrentamos.

--Isobel asintió, sus pensamientos flotaban y giraban vertiginosamente mientras se forzaba a si misma a no pensar y a centrarse únicamente en lo que debía hacer: Ir a la guerra, conseguir el Santo grial y volver a casa a salvo.--

Lo siento, Jos, Patito… Volveré a casa pronto, si me es posible, si no… ¿Podrían recordar que los amo?

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