Un lugar donde solo ella traia a quien se lo ganara, su cuerpo permanecia sentado junto al del joven quien le salvo la vida, todo el lugar estaba rodeado por flores y cerezos que se movian con una suave brisa nocturna, la luna les daba lo suficiente para observar el lugar. Su mirada de ella estaba triste, melancolica sobre todo al ver y escuchar como el joven Miroku habia matado por primera vez, las ropas que anteriormente habia vestido estaban teñidas del color que en otra ocasion seria hermoso, pero se encargaron de que solo su cuerpo le cubriera un kimono blanco. -Su mente se ve perturbada- dijo Rider sentada bajo un cerezo -Lo se, pero no cambiara su corazon- murmuro sonriendo -Este tipo de personas son mas fuertes de lo que piensan- tocando su rostro que permanecia sereno -Por lo menos sus heridas superficiales estan curadas... solo faltan las de su corazon- levantandose, sus pies estaban descalzos pero siguio hasta donde estaba Rider -Atacame- murmuro mientras pequeñas agujas de hielo se formaban en su mano. Rider dejo a un lado sus lanzas y corrio hacia ella para atacarla -¿Es un calentamiento? ¿Entrenara a Miroku?- soltandole un puñetazo que ella esquivo -Si...- lanzandole las agujas que de igual forma las esquivo
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