Entré a mi apartamento con algo de pesadez, pensando y re pensando las palabras de Miroku.
S: --¿Ya se dió por vencido?
Preguntó mientras estaba sentado despreocupadamente en mi sofá, sujetando entre sus manos mi Stradivarius.
--¿A que te refieres?
Pregunté mientras le miraba aun confundida.
--¿A caso sabes tocar?
Sujeté brevemente entre mis manos el arco de mi violin, antes de que me lo arrebatara de las manos, comenzando a tocar.
S: --Veo que aun subestimas mi poder...
Musitó clavando su penetrante mirada en mi, mientras sus dedos viajaban armoniosamente por el brazo, emitiendo suaves y delicadas notas, deslizando con suma suavidad el arco con una habilidad magistral.
--Te juro que no es mi intensión subestimarte, simplemente aun no te conozco.
S: --Lo se, tampoco te conozco, no sé mucho sobre ti, solo lo evidente. Dudo que me puedas sorprender.
Su tono era frio, casi despectivo, pero su penetrante mirada era misteriosa, no podia decifrar lo que estuviese pensando.
--Y... ¿Que es lo evidente?
Esbozo una sonrisa burlona mientras dejaba de tocar, dejando a un lado el violin y el arco, aspiro hondo y se arrellano en su sitio.
S: --Eres simple, ordinaria, no eres sobresaliente en practicamente nada, por lo que veo extrañas tu hogar, que evidentemente no es este, pero tampoco tienes a que volver, ya no hay nadie para ti... Pero hay mas. Deseos, no tienes ningun deseo, buscas algo pero no sabes que, estas confundida y eso te vuelve debil, no sabes nada... apenas y has podido sobrevivir, y eso, gracias al insecto brillante de la otra puerta. ¿Me equivoco?
No sabia como reaccionar, tenia razon, no sabia nada, era debil y no tenia determinacion.
--Tu eres arrogante
Fue lo unico que atine a soltar, en seguida escuché una sonora y clara risa, era como escuchar a una pantera reir.
S: --Cierto...
Mantuvo un momento su sonrisa antes de incorporarse y comenzar a deambular por la pieza.
S: --Café, ahora, dos de azúcar y sin crema...
Arqueo una ceja mirandome de soslayo, me incorporé lentamente.
--Está bien...
S: --No... ese es tu problema, nauseabundamente servicial, no soy tu jefe, soy tu servant, pero soy evidentemente mas inteligente que tu...
Hijo una breve pausa mirandome con seriedad.
S: --Pero aun asi, quisiera esa taza de café
S: --¿Ya se dió por vencido?
Preguntó mientras estaba sentado despreocupadamente en mi sofá, sujetando entre sus manos mi Stradivarius.
--¿A que te refieres?
Pregunté mientras le miraba aun confundida.
--¿A caso sabes tocar?
Sujeté brevemente entre mis manos el arco de mi violin, antes de que me lo arrebatara de las manos, comenzando a tocar.
S: --Veo que aun subestimas mi poder...
Musitó clavando su penetrante mirada en mi, mientras sus dedos viajaban armoniosamente por el brazo, emitiendo suaves y delicadas notas, deslizando con suma suavidad el arco con una habilidad magistral.
--Te juro que no es mi intensión subestimarte, simplemente aun no te conozco.
S: --Lo se, tampoco te conozco, no sé mucho sobre ti, solo lo evidente. Dudo que me puedas sorprender.
Su tono era frio, casi despectivo, pero su penetrante mirada era misteriosa, no podia decifrar lo que estuviese pensando.
--Y... ¿Que es lo evidente?
Esbozo una sonrisa burlona mientras dejaba de tocar, dejando a un lado el violin y el arco, aspiro hondo y se arrellano en su sitio.
S: --Eres simple, ordinaria, no eres sobresaliente en practicamente nada, por lo que veo extrañas tu hogar, que evidentemente no es este, pero tampoco tienes a que volver, ya no hay nadie para ti... Pero hay mas. Deseos, no tienes ningun deseo, buscas algo pero no sabes que, estas confundida y eso te vuelve debil, no sabes nada... apenas y has podido sobrevivir, y eso, gracias al insecto brillante de la otra puerta. ¿Me equivoco?
No sabia como reaccionar, tenia razon, no sabia nada, era debil y no tenia determinacion.
--Tu eres arrogante
Fue lo unico que atine a soltar, en seguida escuché una sonora y clara risa, era como escuchar a una pantera reir.
S: --Cierto...
Mantuvo un momento su sonrisa antes de incorporarse y comenzar a deambular por la pieza.
S: --Café, ahora, dos de azúcar y sin crema...
Arqueo una ceja mirandome de soslayo, me incorporé lentamente.
--Está bien...
S: --No... ese es tu problema, nauseabundamente servicial, no soy tu jefe, soy tu servant, pero soy evidentemente mas inteligente que tu...
Hijo una breve pausa mirandome con seriedad.
S: --Pero aun asi, quisiera esa taza de café